Título: Fausto
Director: Aleksandr Sokurov
Año: 2011
La
problemática aparece un poco implícita durante el filme. Sin llamar a las cosas
por su nombre, el actuar de Fausto, de su amada, del diablo mismo y quienes les
rodean es tan “accidental” que deja entrever la intención del diablo en general
en este tipo de narraciones. Esta
nueva adaptación de la clásica leyenda alemana, bajo la dirección de Alexander Sokurov,
tiene varios aspectos que logran un contexto a la época, a sus habitantes, sus
problemas y sus creencias. Esto, en primera instancia, crea una atmósfera por
sí sola, que añadiéndose al trabajo escenográfico y de iluminación, casi
siempre en tonos verdes, oscuros, como lagunas, mantiene un ambiente único.
Regresando
a la iluminación, ese tipo de verde es algo pálido, te envuelve en la hambruna
y decadencia de esa sociedad, y los personajes incidentales (como la mujer que
persigue al diablo diciendo ser su esposa) son un recurso que refuerza el
ambiente, y te transporta automáticamente.
Las
tomas, en las que no sobra ni falta nada, dan lo necesario para que las dudas
sobre el porqué de lo que pasa aumenten. El disfraz del diablo en particular me
pareció algo exagerado, o mal empleado tal vez, aunque eso no le quita la
repugnancia que provoca al momento de ser visto.
La
actuación de la chica, siempre una víctima, queda a la perfección con su
estéril rostro, y específicamente la escena de confesión sobre la muerte de su
hermano tiene un trabajo de iluminación sobre ella que la resalta por sobre
todas las cosas en el filme.
De
agrado en general, ya que a través de la imagen y los diálogos lleva a
reflexionar sobre algunas cosas como el tiempo, las oportunidades y el
ocasional malestar.
Trailer:
Calificación: ☆☆☆☆ de ☆☆☆☆☆
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