domingo, 24 de marzo de 2013

Leaving Las Vegas

http://www.inventodeldemonio.es/wp-content/uploads/2011/01/5763_8_1006.jpgTítulo: Leaving Las Vegas
Dirección: Mike Figgis
Producción:Lila Cazès
Guion: John O'Brien (novela)
Mike Figgis
Música: Mike Figgis
Fotografía: Declan Quinn
Montaje: John Smith
Escenografía: Barry Kingston
Vestuario: Laura Goldsmith
Protagonistas: Nicolas Cage
Elisabeth Shue
Julian Sands
Richard Lewis
Valeria Golino
Steven Weber
Kim Adams
Emily Procter
Stuart Regen



Leaving Las Vegas, en español Adiós a Las Vegas, es una película de 1995 dirigida por Mike Figgis, y protagonizada por Nicolas Cage y Elisabeth Shue, por cuyas interpretaciones ambos actores resultaron nominados al Óscar al mejor actor, aunque sólo Nicolas Cage consiguió ganar el premio.


Argumento
En medio de luces y acariciantes sonidos de Jazz, Ben Sanderson (Nicolas Cage) cae en una espiral autodestructiva después de que su esposa lo abandonó. Tras perder también su trabajo, decide ir a Las Vegas donde beberá hasta morir. En la ciudad del pecado conoce a la prostituta Sera (Elisabeth Shue) y entablan una relación marcada por el amor y el alcohol en donde ella depende de él y él depende de la botella...

http://juegosparabeber.com/fotos/2011/02/leavinglasvegas.jpg 

Óscares

Obtuvo 4 nominaciones a los Oscar en 1995:

    Mejor director (Mike Figgis).
    Mejor actriz (Elisabeth Shue).
    Mejor actor (Nicolas Cage).
    Mejor guion adaptado (Mike  Figgis).






Opinión;


¿Qué tan “normal” es enamorarse de una mujer sin perder el juicio, sabiendo que su trabajo consiste en vender su cuerpo? ¿Qué mujer entablaría una relación amorosa con un borracho que ya se aburrió de la vida, que no considera la posibilidad de rehabilitarse y su prioridad es beber?
Leaving Las Vegas se mueve sobre las adicciones, la prostitución, la ciudad del pecado; una historia de amor, una tragedia. Es bastante interesante encontrar todo esto en una sola película, con una fotografía llena de oscuridad, en los muchos planos nocturnos, los duros y oníricos delirios etílicos del protagonista con actuaciones excelentes. Una cruda y aplastante película sobre la decisión de un hombre de morir bebiendo, orillado por la pérdida de su familia, su empleo y su adicción al alcohol, ha perdido todo el camino, toda esperanza, toda oportunidad de redención, toco fondo y no encuentra una sola motivación para intentar salir, ha perdido toda conexión con la “realidad”. También está la situación que es un tabú para la mayoría de la sociedad, el tema del suicidio, algo que para mí es bastante digno de alagar ya que por que seguir atado a un mundo de miseria, ya vivió, amo, odio, perdió ¿por qué enfermar a los demás con nuestros problemas?, ¿por qué ser un lastre para los seres queridos que nos quedan solo por absurdas creencias como la religión y cuestiones morales? por ese absurdo argumento de que los que se suicidan son cobardes cuando tienen más fortaleza que nosotros, ¿por qué tachar como malo el decidir el momento de nuestra muerte?, si al fin y al cabo moriremos ¿por qué no hacerlo de la manera que queremos?, ¿por qué estar en ese tortuosa espera?

Esta historia, es en definitiva, de dos “desheredados”, dos “despojos” de la sociedad que encuentran consuelo mutuo en su desamparo y que asumen con entereza las consecuencias de las decisiones que han tomado en sus vidas. Es la extraña y frágil dignidad de dos ángeles caídos, dos personas sepultadas en el infierno por propia voluntad o por las circunstancias.

Una de las mejores historias de amor, tiene perfecta realización, jamás cae en la cursilería a la que nos tiene habituados la industria cinematográfica, no es la clásica historia de amor, tan fuera de la realidad, que glorifica el amor y te deja la falsa ilusión de que el amor lo vence todo, es todo lo contrario. La mesa está puesta y ellos prefieren seguir con sus vicios porque están profundamente arraigados, están extremadamente heridos y cansados de la aventura de la vida. Otra cosa digna de alabar es el hecho de la tolerancia y el desprecio por parte de los dos del que dirán, Sera quiere tanto a Ben que soporta su repugnante comportamiento y aunque lo cuestiona, sabe que no puede hacer nada. El por su parte consiente su profesión y aunque le duele profundamente nunca trata de censurarla.

Es efectivamente una historia romántica; totalmente sui generis si se quiere pero muy sentimental. Lo más rescatable es que se deja a un lado el cliché barato y narra las cosas como son en la vida real, duras, complicadas y bastante crueles.

La crítica del alcoholismo en los acomodados Estados Unidos, que quedó representada en la magistral “Días de vino y rosas” (Blake Edwards) en los años sesenta, aquí se aleja de la denuncia y se transforma en una opción de vida –o de muerte– sin reproches, sin denuncias.

Una opción libre como solución personal a la existencia de frustración de Ben, un reconocido guionista de televisión, teóricamente, triunfador en la sociedad del consumo.

El encuentro entre ambas opciones marginales, sin imposiciones ni reproches, con la plena asunción entre ambas situaciones, llevará a un corto y existencialista destello de luz en sus míseras soledades.

La película es bastante derrotista y dramática, Nos hace una presentación del mundo de la prostitución al principio un tanto pintoresca y colorida pero en el fondo llega a mostrar la crueldad a la que se enfrentan las "reinas de la noche".

La cinta está basada en la novela autobiográfica de John O’Brien. Este escritor nació en 1960 y en 1990 redactó el libro “Leaving Las Vegas”. En 1994, dos semanas posteriores al inicio del rodaje, se suicidó; contaba con 34 años. Su padre aseguró que la novela era su nota póstuma.

Para algunas partes del film Nicolas Cage se grabó en estado ebrio antes de hacerlas para hacer una buena imitación y actuación posterior.

Para profundizar en su personaje Nicolas Cage visitó varios alcohólicos hospitalizados y estudiar sobre su situación. Asimismo, Elisabeth Shue vio a varias prostitutas y bailarinas de striptease para su papel.

Provoca muchos sentimientos encontrados, una gran confusión dentro de nosotros los espectadores (que vaya si los provoca, nuestra conciencia no para de trabajar), y mucha amargura. Sobre todo amargura.



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☆☆☆☆ de ☆☆☆☆☆ 






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