Nostalgia (1983). Andréi Tarkovski
Por El Sátiro
Hablar de Andréi Tarkovski es entrar
de lleno a la obra de uno de los directores más importantes no sólo de la
entonces Unión Soviética, sino de todo el siglo XX. Con nueve películas en su
haber y un pasado artístico que incluyó el aprendizaje en pintura, música y
escultura, podemos ver este aspecto multidisciplinario en cada toma que
realiza, cuidando absolutamente todo; como un cuadro.
La historia comienza cuando Andrei
Gorèakov (Oleg Yankovsky), un poeta ruso, se encuentra recorriendo Italia
investigando las vivencias de un compositor del siglo XVI, en un trayecto en el
que aprenderá a través de las caídas de su víctima, y de su contexto para
finalmente terminar con un sentimiento que variará dependiendo del espectador. Con
él viaja Eugenia (Domiziana Giordano), con quien se encontrará al conflictivo
Domenico (Erland Josephson).
En este filme en particular,
antes que nada y que todo, habría que hacer una primera y gran mención acerca
de la fotografía. Iluminación sumamente cuidada, elementos que enriquecen las
tomas, largas y con movimientos únicos; panorámicas que ofrecen un paseo en las
locaciones de rodaje. Nada es incidental.
La manera del ir y venir de
los recuerdos (nostalgia, precisamente) de los personajes evoca lo mismo en el
espectador. Escenas contemplativas y acercamientos que se toman minutos en
terminar son recursos en ocasiones imperceptibles. Además, la faceta de pintor
del ruso se ve reflejada en su manera de jugar con las sombras, que se embarran
en el piso en diagonal, a lo expresionista, haciendo de cada minuto una
fotografía única.
La música, oportuna y cuidada,
a cargo de autores clásicos y romanticistas, que puede hallarse a la mitad o el
final de una escena, siendo así su entrada de lo más discreta. Hay un constante
tono azul-verdoso a lo largo de la cinta, que puede estimular múltiples
sensaciones dependiendo de cuál sea el objeto a mirar del espectador, porque,
debo decir, algunas tomas que se van abriendo son como puntos de fuga en un
cuadro; el director te las señala, discretamente, para que disfrutes el
trayecto de lo particular a lo general.
Una película que a la primera
puede ser poco digerible, sobre todo por la estructura como es presentada la
historia. Sin embargo, desde un principio es posible maravillarse con el cómo,
para después hacer un énfasis en el qué. Mensajes de reflexión, del tiempo y
las prioridades. Para verse con la intención de disfrutar, dejando un poco de
lado el entender.
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